¿Por qué discutimos en pareja? Lo que las peleas revelan sobre nuestro apego
¿Por qué discutimos por “tonterías”? ¿Por qué uno se aleja y el otro se desespera?
En la vida adulta, nuestras relaciones de pareja activan lo que aprendimos (o no pudimos aprender) sobre vínculo, seguridad y disponibilidad emocional.
En otros post hemos hablado sobre los estilos de apego y sobre los estilos distanciante y preocupado. Y es que no discutimos solo por el móvil, por el tono de voz o por el silencio. Muchas veces discutimos porque se activan nuestras estrategias de apego, esas formas automáticas que aprendemos y desarrollamos para protegernos del miedo (a no ser vistos, amados o tenidos en cuenta…) y poder recuperar cierta seguridad en la relación. Y cuando se activan estas estrategias, empezamos a:
- tener ciertos pensamientos sobre lo que está pasando (es que no quiere estar conmigo, es que nunca me va a querer, tengo que cambiarle, no puedo dejarle solo/a…)
- nos sentimos de una determinada forma (rechazado/a, no querible, amenazado/a, culpable…)
- y nos comportamos de una cierta manera (controlando, manipulando, insultando, ignorando, amenazando, culpabilizando, huyendo…)
Y es que de estos tres aspectos de nuestro funcionamiento (Pensamientos, Emociones y Conducta), son nuestros comportamientos los verdaderos responsables de los conflictos en pareja.
🔁 Dos estilos que se buscan… y se desgastan
En muchas parejas se repite este patrón:
- Una parte necesita cercanía, hablar, resolver ya. Es el apego ansioso, que teme el abandono y busca conexión inmediata para calmar su angustia.
- La otra parte necesita espacio, silencio, huir del conflicto. Es el apego evitativo, que teme ser invadido o sentirse incompetente, y se protege con distancia.
Ambos quieren sentirse bien… pero lo hacen desde necesidades y aprendizajes opuestos.
🧠 ¿Por qué se activa esto?
Porque la pareja es uno de los contextos donde más fácilmente se reactivan las heridas tempranas de apego. Lo que aprendiste de niño sobre cómo (y si) te respondían emocionalmente, tiene mucho que ver con la manera y las estrategias de tu forma de vincularte hoy.
Todos los pensamientos, emociones y conductas que se activan cuando muestra pareja nos dispara forma parte de nuestros aprendizajes que nos han permitido sobrevivir emocionalmente durante nuestra infancia.
🧘♀️ ¿Y se puede cambiar?
Sí. Pero no desde el reproche, sino desde la comprensión y la empatía. El padre de la teoría del Apego, John Bowlby, siempre definía la felicidad de una pareja como su capacidad de resolver de forma satisfactoria los conflictos.
Por ello en terapia, trabajamos para:
- Identificar las estrategias automáticas de cada miembro de la pareja.
- Comprender lo que realmente busca cada uno (aunque no lo diga bien).
- Aprender a regularse emocionalmente y a comunicar desde la vulnerabilidad, no desde el ataque o la huida.
💬 Una relación sana no es la que nunca discute, sino la que aprende a reconocerse cuando se desregula.
Si sientes que en tu relación se repite un patrón que no te hace avanzar o equilibrar tu bienestar, desde la terapia (y la terapia de pareja) podemos ayudarte a comprenderlo, trabajarlo y construir un vínculo más seguro.
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¿Tu pareja te suma o te resta? 3 claves para reflexionar sobre tu relación
Las relaciones de pareja nos transforman. Nos acompañan, nos desafían, nos exigen, nos hacen disfrutar… A veces, con el paso del tiempo, dejamos de hacernos preguntas fundamentales: ¿esta relación me hace bien?, ¿me ayuda a crecer?, ¿me siento libre de ser quien soy?.
Ya publicamos recientemente un post sobre los pasos a seguir para construir una relación de pareja sana. En esta ocasión, vamos a intentar sintetizar las tres claves profundas que pueden ayudarte a reflexionar desde una mirada cuidadosa y honesta.
1. ¿Me siento seguro y libre en esta relación?
Una relación sana debería ser un espacio donde podamos mostrarnos auténticos. No se trata de estar siempre de acuerdo ni de evitar los conflictos, sino de sentirnos escuchados, validados y respetados incluso en la diferencia.
Para chequear la situación puedes plantearte estas cuestiones:
- ¿Puedo ser yo mismo/a sin miedo a la crítica o al rechazo?
- ¿Siento que tengo voz, que mi opinión cuenta?
- ¿Podría confiar plenamente en mi pareja para cuidar de alguien que amo profundamente?
La libertad emocional y la confianza profunda son pilares de los vínculos seguros. Si estás constantemente midiendo tus palabras o caminando sobre un campo de minas, es posible que estés más enfocado/a en sobrevivir que en compartir.
2. ¿Estoy aquí por amor o por miedo?
Muchas relaciones persisten por costumbre, inercia o temor a la soledad. No hay nada “malo” en sentir miedo, pero conviene preguntarse si ese es el principal motor del vínculo.
Que te puedes responder a estas preguntas:
- ¿Elijo seguir aquí porque amo y admiro a esta persona?
- ¿O porque temo enfrentar la vida sin ella?
- ¿Sigo sintiéndome emocionalmente conectado/a o solo me quedo por compromiso o rutina?
El amor saludable implica elección, no resignación. Estar en pareja no debería ser una forma de huir de nosotros mismos, sino una manera de compartir lo que somos.
3. ¿Esta relación me ayuda a crecer?
Una buena relación no es solo refugio; también es impulso. La pareja puede ser un espacio donde nos sentimos acompañados para alcanzar nuestras metas, evolucionar como personas y superar nuestros propios límites.
Pregúntate:
- ¿Mi pareja celebra mis logros o los minimiza?
- ¿Siento que puedo avanzar en mi vida personal y profesional sin que eso genere tensión o competencia?
- ¿Cómo me siento después de pasar tiempo con ella: ¿más vital, más liviano… o más drenado y desconectado?
Nadie debería apagarse para sostener una relación. El amor que hace bien es el que ilumina sin quemar.
💬 Reflexión final
Estas preguntas no buscan generar culpa ni sentencias definitivas. Más bien, son una invitación a parar, observar y escuchar lo que tu cuerpo y tu mente llevan tiempo queriendo decirte.
Si al leer esto algo se ha movido en ti, tal vez sea un buen momento para hablarlo. Contigo mismo, con tu pareja, con alguna amistad de confianza… o con un profesional que te ayude a poner palabras y claridad a lo que estás sintiendo.
En mi centro de psicología, acompaño a personas y parejas que están transitando dudas, transiciones o crisis vinculares. Si sientes que necesitas apoyo para comprender mejor tu relación —o a ti dentro de ella—, estamos aquí para ayudarte.
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Duelo por ruptura de pareja: qué debo saber
El final de una relación amorosa puede ser una de las experiencias más dolorosas que atravesamos. No solo se trata de despedirse de una persona, sino también de las expectativas, sueños y planes compartidos.
Cuando una relación termina, experimentamos un proceso de duelo similar al que ocurre con la pérdida de un ser querido. Sentimos dolor, tristeza, confusión y, en algunos casos, desesperanza. Sin embargo, es un proceso necesario para sanar y reconstruirnos emocionalmente.
En este artículo, exploraremos en profundidad qué es el duelo por ruptura de pareja, cuáles son sus fases y qué estrategias pueden ayudarnos a atravesarlo de la mejor manera posible.
¿Qué es el duelo por ruptura de pareja?
El duelo es el proceso natural que ocurre cuando perdemos a alguien significativo en nuestra vida. En el caso de una ruptura amorosa, no solo perdemos a la persona, sino también:
- La rutina y hábitos que compartíamos.
- La idea de un futuro juntos.
- La seguridad emocional que la relación nos brindaba.
- La identidad de pareja que habíamos construido.
El duelo amoroso es una reacción emocional profunda porque el cerebro interpreta la pérdida de la relación como una amenaza para la supervivencia, activando circuitos de estrés y angustia.
Cada persona experimenta este duelo de manera distinta, dependiendo de factores como:
- La duración de la relación.
- La forma en que terminó (mutuo acuerdo, infidelidad, abandono).
- El nivel de dependencia emocional.
- La historia personal y la capacidad de afrontamiento.
Fases del duelo tras una ruptura
El proceso de duelo por una ruptura no es lineal. Hay días en los que sentimos que avanzamos y otros en los que el dolor parece regresar con más intensidad.
A continuación, exploramos las cinco fases del duelo amoroso, basadas en el modelo de Elisabeth Kübler-Ross:
Negación
En esta fase, la persona se resiste a aceptar la realidad de la ruptura. Puede haber pensamientos como:
- “Esto no puede estar pasando”.
- “Seguramente nos arreglaremos pronto”.
- “Solo necesita un tiempo, luego volveremos a estar juntos”.
La negación es un mecanismo de defensa que nos protege del impacto inmediato de la pérdida.
Ira
Cuando la realidad empieza a hacerse evidente, aparece la ira. Puede manifestarse como enojo hacia la expareja, hacia uno mismo o incluso hacia el universo.
- “¿Cómo pudo hacerme esto?”
- “Después de todo lo que hice por esta relación, ¿así termina?”
- “No es justo, siempre acabo perdiendo”.
Esta etapa puede generar resentimiento y rumiación, lo que dificulta avanzar en el proceso de duelo.
Negociación
La persona intenta buscar soluciones para recuperar la relación o para aliviar el dolor de la pérdida.
- “Si cambio, tal vez quiera volver conmigo”.
- “Si dejo de insistir, tal vez se dé cuenta de que me necesita”.
- “Voy a escribirle para ver si aún hay posibilidades”.
En esta fase, es común aferrarse a la esperanza de una reconciliación, lo que puede prolongar el sufrimiento si la relación realmente ha llegado a su fin.
Depresión y tristeza profunda
En esta etapa, la persona comienza a asumir la realidad de la separación, lo que puede generar un sentimiento de vacío y desesperanza.
Los síntomas más comunes son:
- Falta de energía y motivación.
- Pérdida de interés en actividades cotidianas.
- Episodios de llanto frecuente.
- Sensación de vacío y soledad.
Es importante diferenciar entre una tristeza natural y una depresión severa. Si los síntomas persisten por meses y afectan la calidad de vida, es recomendable buscar apoyo profesional.
Aceptación
Finalmente, la persona comienza a aceptar la realidad de la ruptura y a mirar hacia el futuro con mayor serenidad.
- Se deja de idealizar la relación pasada.
- Se recupera la confianza en uno mismo.
- Se abren nuevas posibilidades para el crecimiento personal.
La aceptación no significa que el recuerdo de la relación desaparezca por completo, sino que deja de generar sufrimiento y permite avanzar hacia nuevas experiencias.
Estrategias para superar el duelo por ruptura
El duelo por una ruptura es un proceso doloroso, pero hay formas de afrontarlo de manera más saludable. A continuación, algunas estrategias clave:
Permitirnos sentir
Evitar o reprimir las emociones solo prolonga el duelo. Es importante darnos permiso para llorar, sentir rabia y procesar el dolor sin juzgarnos.
Escribir en un diario o hablar con alguien de confianza puede ayudar a canalizar lo que sentimos.
Establecer distancia con la expareja
Uno de los errores más comunes tras una ruptura es mantener el contacto con la expareja con la esperanza de “seguir siendo amigos” o de recuperar la relación.
Si bien en algunos casos la amistad puede ser posible en el futuro, en la mayoría de los casos es recomendable establecer un período de cero contacto para permitir que las heridas sanen.
Esto implica:
- No revisar sus redes sociales.
- Evitar llamadas o mensajes impulsivos.
- No buscar información sobre su vida.
La distancia es clave para recuperar la autonomía emocional.
Cuidar el bienestar físico y mental
Durante el duelo, es fácil descuidar hábitos básicos de autocuidado. Sin embargo, dormir bien, alimentarse adecuadamente y hacer ejercicio pueden marcar una gran diferencia en la recuperación emocional.
- La actividad física ayuda a liberar endorfinas, reduciendo la ansiedad y el estrés.
- Técnicas como el mindfulness y la respiración consciente ayudan a calmar la mente.
- Mantenerse ocupado con actividades placenteras evita caer en el aislamiento.
Reformular la ruptura como una oportunidad de crecimiento
Aunque al principio una ruptura puede parecer una tragedia, con el tiempo puede convertirse en una oportunidad para crecer y aprender sobre uno mismo.
Algunas preguntas que pueden ayudar en este proceso:
- ¿Qué aprendí de esta relación?
- ¿Qué aspectos quiero mejorar en mí mismo?
- ¿Cómo puedo usar esta experiencia para elegir mejor en el futuro?
En lugar de enfocarse solo en la pérdida, es útil ver la ruptura como un cierre necesario para algo mejor.
Buscar apoyo social y profesional si es necesario
No es necesario atravesar el duelo solo. Hablar con amigos, familiares o acudir a un terapeuta puede hacer una gran diferencia.
La terapia puede ayudar a:
- Procesar la ruptura desde una perspectiva más objetiva.
- Identificar patrones de apego o dependencia emocional.
- Desarrollar estrategias para reconstruir la autoestima.
¿Cuánto dura el duelo por una ruptura?
No hay un tiempo exacto para superar una ruptura, ya que cada persona tiene su propio ritmo. Algunos estudios sugieren que el duelo amoroso puede durar entre seis meses y dos años, dependiendo de la profundidad del vínculo y la capacidad de afrontamiento de la persona.
Lo importante es recordar que el dolor no es permanente y que, con el tiempo y el trabajo emocional adecuado, es posible sanar y seguir adelante.
Conclusión: La ruptura no es el final, sino el comienzo de una nueva etapa
Superar una ruptura no es fácil, pero es un proceso necesario para el crecimiento personal. Aceptar el dolor, cuidar de nosotros mismos y permitirnos aprender de la experiencia nos ayudará a reconstruirnos con más fuerza y claridad. Aunque al principio parezca imposible, con el tiempo la herida sanará y abriremos espacio para nuevas oportunidades y relaciones más saludables.
El duelo amoroso no se trata solo de olvidar a la expareja, sino de reencontrarnos con nosotros mismos y recuperar nuestra felicidad.
Bibliografía sobre duelo
Leer más10 pasos para construir una relación de pareja sana
Las relaciones de pareja pueden ser una fuente de felicidad, crecimiento y apoyo, pero también pueden convertirse en un desafío cuando no se construyen sobre bases sólidas. El amor por sí solo no es suficiente para garantizar una relación saludable. Se requiere compromiso, comunicación y trabajo en equipo para que el vínculo sea estable y satisfactorio a lo largo del tiempo.
En este artículo, exploraremos 10 pasos clave para construir una relación de pareja sana, basada en la confianza, el respeto y el crecimiento mutuo.
1. Comunicación efectiva: la base de toda relación de pareja sana
La comunicación es el pilar fundamental de cualquier relación. Sin una comunicación clara y abierta, es fácil caer en malentendidos, suposiciones y frustraciones.
Para mejorar la comunicación en pareja:
- Escucha activamente: Presta atención a lo que tu pareja dice sin interrumpir ni pensar en tu respuesta mientras habla.
- Expresa tus emociones con claridad: Usa frases como “Me siento…” en lugar de acusaciones como “Tú siempre…” o “Tú nunca…”.
- Haz preguntas en lugar de suponer: En lugar de interpretar el comportamiento de tu pareja, pregúntale directamente qué piensa o siente.
Una comunicación saludable fortalece la confianza y evita la acumulación de resentimientos.
2. Construcción de la confianza
La confianza no se da automáticamente; se construye con el tiempo y se fortalece con acciones coherentes.
Para desarrollar una relación basada en la confianza:
- Cumple tus promesas: Si dices que harás algo, hazlo.
- Sé honesto, incluso en las pequeñas cosas: La transparencia genera seguridad en la relación.
- No ocultes sentimientos o problemas: Guardar resentimientos solo debilita la conexión.
La confianza es difícil de recuperar una vez que se pierde, por lo que es fundamental cuidarla con responsabilidad y respeto.
3. Respeto mutuo
El respeto es clave en cualquier relación sana. Esto implica valorar las opiniones, emociones y decisiones del otro, incluso cuando no estamos de acuerdo.
Señales de respeto en una pareja:
- Evitar insultos, burlas o menosprecio en discusiones.
- No ridiculizar ni invalidar los sentimientos del otro.
- Reconocer las diferencias y aprender de ellas en lugar de imponer nuestra visión.
Cuando hay respeto, la relación se convierte en un espacio seguro para ambos.
4. Espacio personal e independencia
Una pareja saludable no significa estar juntos las 24 horas del día. Es importante que cada persona tenga su propio espacio para desarrollarse como individuo.
Para fomentar la independencia dentro de la relación:
- Mantén tus hobbies, amistades y actividades fuera de la pareja.
- No dependas emocionalmente de tu pareja para sentirte feliz o completo.
- Anima a tu pareja a perseguir sus propios intereses y proyectos.
El amor se fortalece cuando cada persona tiene su propio equilibrio y bienestar personal.
5. Gestión de conflictos de manera saludable
Todas las parejas tienen desacuerdos, pero lo importante es cómo se manejan esos conflictos.
Estrategias para resolver conflictos de manera efectiva:
- Evita los ataques personales: Enfócate en el problema, no en criticar a la otra persona.
- Busca soluciones en lugar de culpar: En lugar de decir “Siempre haces esto mal”, intenta “¿Cómo podemos mejorar esto juntos?”.
- Tómate un tiempo si la discusión se intensifica: A veces, alejarse unos minutos para calmarse evita decir cosas de las que luego nos arrepentiremos.
Los desacuerdos pueden ser una oportunidad para fortalecer la relación si se manejan con madurez y respeto.
6. Expresión de afecto y gratitud
Mostrar amor y aprecio en el día a día fortalece la conexión en pareja.
Formas de expresar afecto y gratitud:
- Pequeños gestos diarios, como un mensaje cariñoso o una nota sorpresa.
- Contacto físico, como abrazos, besos y caricias.
- Agradecer los esfuerzos y detalles de la pareja, por pequeños que sean.
El afecto y la gratitud crean un ambiente positivo y refuerzan el vínculo emocional.
7. Equilibrio entre dar y recibir
Una relación saludable se basa en la reciprocidad. Si solo uno de los dos da constantemente y el otro solo recibe, la relación puede volverse desequilibrada.
Para mantener un equilibrio:
- Ambos deben esforzarse por apoyar y cuidar al otro.
- La toma de decisiones debe ser compartida, evitando que solo uno lleve la carga de la relación.
- Se debe evitar la dinámica en la que una persona siempre cede mientras la otra impone su voluntad.
Las relaciones sanas son un intercambio equitativo de amor, esfuerzo y compromiso.
8. Compatibilidad en valores y objetivos de vida
El amor y la atracción no son suficientes para sostener una relación a largo plazo. Es importante que ambos compartan valores y objetivos similares.
Algunas preguntas clave para evaluar la compatibilidad:
- ¿Tenemos visiones similares sobre el futuro?
- ¿Compartimos valores fundamentales como el respeto, la honestidad y el compromiso?
- ¿Nuestros estilos de vida y expectativas son compatibles?
Tener objetivos alineados facilita la construcción de una vida en común sin constantes conflictos por diferencias fundamentales.
9. Flexibilidad y capacidad de adaptación
Las relaciones evolucionan con el tiempo, y una pareja saludable es aquella que sabe adaptarse a los cambios sin perder su esencia.
Claves para ser más flexibles en la relación:
- Aceptar que el otro puede cambiar con el tiempo y estar abierto a crecer juntos.
- No aferrarse a expectativas rígidas sobre cómo debe ser la relación.
- Estar dispuesto a negociar y encontrar puntos medios en los desacuerdos.
La capacidad de adaptación permite que la relación fluya y no se estanque en conflictos repetitivos.
10. Cuidado de la relación a largo plazo
El amor necesita ser cultivado constantemente. Muchas parejas se esfuerzan mucho al inicio de la relación, pero con el tiempo descuidan el vínculo.
Para mantener la relación fuerte con el paso de los años:
- No dar por sentado el amor de la pareja.
- Seguir teniendo citas y momentos especiales juntos.
- Mantener viva la curiosidad por el otro, interesándose en su mundo interior.
- Resolver problemas antes de que se acumulen y dañen la relación.
Las relaciones exitosas son aquellas en las que ambos continúan eligiéndose cada día, incluso cuando la rutina o los desafíos aparecen.
Conclusión: El amor se construye día a día
Construir una relación sana requiere esfuerzo, compromiso y una actitud abierta al aprendizaje. No se trata de encontrar a “la persona perfecta”, sino de desarrollar juntos una relación basada en el respeto, la comunicación y el crecimiento mutuo. El amor no es solo una emoción, sino una elección que se hace diariamente a través de acciones, palabras y actitudes que fortalecen el vínculo.
Cuando una pareja se apoya, se respeta y se comunica de manera efectiva, la relación se convierte en un espacio seguro y enriquecedor para ambos.
Bibliografía
- Mansukhani, Arun. (2023). Condenados a entendernos: La interdependencia o el arte de mantener relaciones sanas.
- Gottman, J., & Silver, N. (2015). Siete reglas de oro para vivir en pareja: Un estudio exhaustivo sobre las relaciones y la convivencia.
- Perel, E. (2017). El dilema de la pareja ¿Estamos hechos a prueba de amoríos?
- Levine, A., & Heller, R. (2010). Maneras de Amar.