Ansiedad, que bonito nombre tienes
Creo que no era exactamente así como decía la famosa canción de la Cabra Mecánica pero vamos a hablar de la ansiedad como uno de esos grandes obstáculos que tenemos hoy en día para la felicidad. Si intentáramos definir la ansiedad, sería algo así como una señal de alerta en nuestro cuerpo ante algo que nuestro sistema nervioso percibe como peligroso. Se parece a una de esas luces que se encienden en el salpicadero de nuestro coche y nos asusta pero que no sabemos que significa (que es lo que no funciona bien) ni que hacer para apagarla (echar gasolina, revisar las ruedas, rellenar con aceite, etc.). Y es que nuestras emociones y también la ansiedad (ya que a ella no se le considera emoción como tal) simplemente reflejan necesidades que debemos atender, por ello las necesitamos y llevan con nosotros miles de años de evolución. Ya que si nos dedicamos a seguir con “nuestras” cosas (a seguir trabajando, a seguir abusando del alcohol u otras drogas, a ocuparme de los demás sin atenderme lo suficiente, a evitar todo aquello que me asusta… ), las emociones seguirán presentes lanzando e intensificando su mensaje (es decir, subiendo el volumen del altavoz o lo que es lo mismo, más ansiedad, más tristeza, más ira…). Y si todavía no hemos podido o querido pillar el mensaje, esa emoción no atendida comenzará a enfermarnos físicamente (cefaleas, problemas gastrointestinales, insomnio, apatía, etc.).
Según la teoría cognitiva de Beck, las emociones no son el resultado de la situación en la que estamos inmersos, sino de cómo cada uno de nosotros la evaluamos, es decir, de lo que pensamos acerca de ella. De este modo, la ansiedad se asociaría a los pensamientos de peligro o amenaza percibida, sea esta real (posibilidad de un accidente de tráfico mientras voy conduciendo) o imaginaria (posibilidad de padecer un cáncer ante un simple dolor de cabeza). Por tanto, cuando suponemos que estamos a punto de morir de un infarto (porque me siento el corazón acelerado y creo que este es un síntoma de ello), es normal que reaccionemos experimentando el mismo miedo que si de verdad estuviera sufriendo un infarto en ese momento.
Una de las razones por la que las personas sufren ansiedad, es que la experimentan debido a que han desarrollado una tendencia estable a malinterpretar las sensaciones corporales (por ejemplo, las palpitaciones) como indicadores de una catástrofe mental o física inminente (infarto en el corazón).
Por su parte, la terapia de aceptación y compromiso (ACT) defiende que la ansiedad viene provocada por una evaluación distorsionada de la realidad que nos lleva a sufrir por acontecimientos que no han ocurrido (y que en muchas ocasiones no llegaran a ocurrir). Principalmente, la valoración negativa que se hace de los pensamientos y las emociones es lo que nos lleva a sentir la ansiedad. Por ello, es esa valoración la que nos genera la ansiedad, no los propios pensamientos y sensaciones que estamos teniendo (por ejemplo, sentir miedo y pensar en un posible infarto ante la sensación de palpitaciones no sería el problema, sino la valoración que hacemos de ello). El objetivo terapéutico incluye aprender a aceptar y dejar de luchar contra nuestros pensamientos, emociones y sensaciones para permitir al organismo comprobar por sí mismo lo que está ocurriendo y volver a encontrar el equilibrio (por ejemplo, siento palpitaciones sin juzgar lo que me está pasando y pasados unos minutos puedo dejar de sentirlas).
Las sensaciones que sentimos cuando tenemos ansiedad son muy desagradables, pero son algo natural y están producidas por la reacción de alerta de tu mente. Los síntomas más habituales pueden ser: palpitaciones del corazón, temblores, sudor excesivo, sequedad de boca, asfixia, nauseas, malestar en el estómago, presión o dolor en el pecho, vértigo o mareos, opresión en la garganta, dolor o pesadez en la cabeza y junto a todos ellos, sentimos algún miedo (miedo a que pase algo, a enfermarnos, a morir, a desmayarnos, etc.). En el círculo vicioso de la ansiedad, nuestra mente busca y desarrolla tener miedo cada vez a más cosas o situaciones por lo que la ansiedad empieza a provocar que evitemos cada vez más situaciones o lugares llegando a extender el miedo incluso a que pueda pasarle algo malo a nuestros seres queridos.
Nuestro cuerpo reacciona ante las situaciones que nos provocan miedo con sensaciones de ansiedad. Para intentar evitarlas nuestra mente ha aprendido a considerarlas peligrosas aunque sepamos conscientemente que no lo son. Así que nos podemos preguntar, ¿por qué se mantiene entonces la ansiedad? Estas pueden ser algunas de las razones:
- Porque no me enfrento a las situaciones temidas.
- Porque me escapo cada vez que me pongo ansioso.
- Porque vivo pendiente de lo que me asusta.
- Porque me enfrento a las situaciones sólo si cuento con AYUDA.
Y todas estas razones, además de no solucionar el problema, lo que provocan es empeorar la situación y alimentar la ansiedad.
Es frecuente confundir estrés y ansiedad por lo que es necesario aclarar en qué se diferencian. El estrés también es un conjunto de respuestas fisiológicas ante situaciones de tensión. La ansiedad como hemos visto es una respuesta aprendida tras un aprendizaje “defectuoso” y mantenido en el tiempo, el estrés es puntual, mucho más objetivable y puede manejarse fácilmente. Podemos llegar a entender la ansiedad como uno de los posibles síntomas del estrés, el cual suele estar vinculado a una amenaza concreta e identificable (como un despido laboral, una separación, una enfermedad aguda). Por su parte, en la ansiedad a veces es complicado localizar un desencadenante específico.
La terapia psicológica para la ansiedad va dirigida a adquirir una serie de estrategias. La persona puede aprender a evaluar correctamente aquellas sensaciones y pensamientos que asocia a desastres, mejorar y disminuir por un lado su tendencia a hacer interpretaciones catastrofistas (si siento palpitaciones me está dando un infarto) y, por otro lado, todas aquellas conductas y emociones que se derivan de ellas (miedo y pánico a sentirlo, dejar de hacer cosas o ir a sitios para evitar sentir palpitaciones). Poco a poco iremos ayudando a nuestra mente a aprender que esos miedos irracionales no son necesarios y ello conseguirá que la ansiedad vaya disminuyendo progresivamente. Los síntomas irán mejorando a medida que vayamos entendiendo el origen del problema y cómo hemos llegado a esta situación. Y para ello es imprescindible aprender nuevas herramientas para que podamos comportarnos de una forma diferente y enseñar a nuestra mente a dejar de percibir un peligro donde no lo hay.
Cómo hemos podido comprobar la gran mayoría de problemas de ansiedad son aprendidos por lo que un nuevo aprendizaje (con ayuda profesional si es necesario) tiene la capacidad de mejorarla.
Si quieres comprobarlo por ti mismo o misma…
… decide y actúa!!!
Leer másEl suicidio en España, ¿y ahora qué?
Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), desgraciadamente el 2020 se ha convertido en el año con más suicidios registrados en la historia de España. Un total de 3.941 personas han fallecido por suicidio, lo que supone una media de casi 11 muertes por día. A todas estas muertes habría que sumar los millones de personas que tienen ideación suicida y a los más de 80.000 intentos de suicidio al año que se estiman en España. Aquí os dejo el enlace al post del Observatorio del Suicidio en España que publica la Fundación Española para la Prevención del Suicidio.
El suicidio es el mayor problema de salud pública en Europa según la OMS y por eso colectivos, instituciones y afectados no dejamos de reclamar más recursos y planes de acción desde las instituciones para su prevención. Actualmente, España sigue sin contar con ninguna estrategia nacional para la prevención del suicidio.
Si necesitas ayuda, ya seas familiar de o una persona con ideas suicidas, estos recursos están a tu disposición:
Teléfonos
Línea de atención a la conducta suicida | 024 | Línea telefónica del Ministerio de Sanidad de ayuda a las personas con pensamientos, ideaciones o riesgo de conducta suicida, y a sus familiares y allegados. Operativo las 24 horas durante 365 días. |
Teléfono prevención del suicidio | 900925555 | Operativo las 24 horas durante los 365 días (Ayuntamiento de Barcelona) |
Teléfono de la Esperanza | 717003717 | Operativo las 24 horas durante los 365 días |
Servicios de Emergencia | 112 | Para casos de riesgo inminente, tentativas de suicidio o de suicidio consumado. |
Asociaciones relacionadas con el suicidio
APSAS | Asociación para la Prevención del Suicidio y Ayuda al Superviviente. |
FSME | Fundación Salud Mental España para la Prevención de los Trastornos Mentales y el Suicidio |
RedAIPIS | Asociación de Investigación, Prevención e Intervención del Suicidio y Familiares y Allegados en Duelo |
Asociación de Supervivientes (DSAS) | Asociación formada por supervivientes y para supervivientes para el acompañamiento y el soporte en el duelo de los supervivientes a la muerte por suicidio |
Papageno | Asociación de Profesionales en Prevención y Postvención del Suicidio |
App móviles sobre suicidio
PREVENSUIC | Aplicación para smartphone destinada a familiares, profesionales y personas en riesgo. |
Cuenta de Instagram sobre suicidio
HABLEMOS DEL TEMA: EL SUICIDIO | Cuenta de divulgación dedicada a darle visibilidad al suicidio con el objetivo de concienciar e informar de una forma responsable |
STOP SUICIDIOS | Hablar del suicidio de forma responsable no lo fomenta, lo previene |
PSICOURGENCIAS | Pedro Martín-Barrajón: Coordinador de la Red Nacional de Psicólogos para la Prevención del Suicidio |
Cuentas Twitter relacionadas con el suicidio
@UPII_Ciceron | Miguel Guerrero Díaz: psicólogo clínico coordinador Unidad Cicerón de Prevención e Intervención en conducta suicida |
@EsPapageno | Punto de encuentro de todas las personas y profesionales interesados en la prevención del suicidio |
@psicourgencias | Pedro Martín-Barrajón: Coordinador de la Red Nacional de Psicólogos para la Prevención del Suicidio |
Para terminar, quisiera invitar a todas las personas que en algún momento de su vida piensen y/o sientan que ya no vale la pena vivir por las razones que sean, intenten con todas sus fuerzas pedir ayuda a familiares, amigos o un profesional de la salud mental. Y dejaros el último single L’enfer del cantante Stromae (gracias Israel por mandármelo), un ejemplo más sobre la importancia crucial de hablar sin tabúes sobre los pensamientos suicidas y la salud mental. Yo todavía sigo sin palabras…
Leer más¿Y si acudo a un psicólogo?
La gran mayoría de las personas hemos pensado en algún momento de nuestras vidas que para poder afrontar un problema que hemos tenido o simplemente intentar estar mejor, podría ser una buena idea acudir a un psicólogo o psicóloga. Pero al pensarlo seriamente y plantear la posibilidad de coger una cita, seguramente nos han asaltado algunos pensamientos que han supuesto verdaderas barreras, e incluso, han conseguido que abandonemos la opción de probar la experiencia.
Esas barreras que llegamos a sentir muy potentes, también nos alejan de un camino que puede ser beneficioso para nosotros. Dichos pensamientos pueden tomar numerosas formas y estos serían algunos ejemplos de lo que pasa por nuestras cabezas:
- Lo que nos ocurre en nuestra responsabilidad y ya encontraremos la solución (a pesar de que posiblemente llevemos semanas, meses o años esperando, probando posibles soluciones e intentándolo con todos nuestros recursos).
- Sentimos miedo de encontrarnos mal, de contar lo que nos pasa, de sentirnos vulnerables ante alguien.
- Podemos llegar a pensar que nadie nos puede ayudar, sintiéndonos inseguros, con una gran vergüenza ante lo que nos pasa, por lo que decidimos no compartirlo.
- Aunque me vendría bien, ahora mismo no tengo tiempo, ya más adelante intentaré ir.
- Eso de sentarte delante de un desconocido y contarle tus problemas no va conmigo.
- Ir al psicólogo es de débiles que no saben solucionar sus problemas.
Dependiendo del poder que algunos de estos pensamientos tengan en nuestro diálogo interno pueden, por un lado, conseguir que nos dejemos llevar por esas barreras que nos autoimponemos o, por otro lado, puede que la necesidad de buscar alivio a nuestro sufrimiento minimice su impacto y de esa forma consigamos caminar hacia nuestro bienestar, buscando ayuda de un profesional de la psicología.
“Puesto que estamos destinados a vivir nuestras vidas en la prisión de nuestra mente, al menos amueblémosla bien”
Peter Alexander Ustinov
La gran mayoría de personas que han acudido a terapia psicológica descubren que un psicólogo es un profesional que puede aportar muchísimo en reducir el impacto que tienen sobre ti los pensamientos y emociones, para que de ese modo puedas avanzar hacia lo que es importante en tu vida. El foco se coloca en que puedas vivir una vida que sientas valiosa. Aunque no sea posible deshacerse totalmente del malestar, es posible encontrar otras maneras de conectar con ese sufrimiento, haciéndole espacio y avanzando hacia la vida que querrías vivir.
Y después de leer este post, ¿estarías dispuesto o dispuesta a iniciar un proceso terapéutico para encontrarte mejor? ¿O prefieres seguir como hasta ahora atendiendo a todas esas excusas que te dice tu mente?
Decide y actúa!!!
Leer más¿Cuándo pedir ayudar si estamos en duelo?
Poco a poco seguimos caminando para superar el tabú sobre acudir a un psicólogo o psicóloga para buscar soluciones a nuestros problemas, y en la actualidad la terapia psicológica ha demostrado que es mucho más que sentarse en un sillón a desahogarnos, se trata de un recurso con eficacia contrastada y conducida por profesionales cualificados, para ayudarnos a gestionar numerosas dificultades que pueden aparecer en nuestras vidas.
Todos y cada uno de nosotros sabemos o llegaremos a saber lo que es un duelo, lo que significa sentir el dolor por perder a alguien querido. Llega la tristeza, la añoranza, la rabia, la desazón, el miedo, el vacío… toda una serie de emociones y pensamientos que nos afectan física y psicológicamente, alterando nuestra realidad, nuestra relación con los demás y con nosotros mismos.
El dolor de un duelo es la cara triste del amor puro”
Cada duelo es único. Cada dolor es único. Y lo es porque cada uno de nosotros tiene un vínculo diferente con las personas que nos rodean, cada uno de nosotros tiene una historia de aprendizaje individual e irrepetible y, que cuando perdemos a alguien querido, ello provoca una respuesta de dolor también única ante la ausencia.
El acompañamiento y la terapia de duelo nos brinda un espacio seguro y respetuoso que puede ayudarnos a recuperar la normalidad perdida. Es recomendable en aquellos procesos de duelo con un riesgo alto o con signos de lo que llamamos duelo complicado (por ejemplo, en el duelo perinatal, duelo por muerte de un hijo, duelo por suicidio…) y siempre que encontremos una gran dificultad para retomar áreas importantes de la vida (por emociones intensas que no ceden, falta de apoyo social…).
Siempre que se mantenga en el tiempo un deterioro físico o psicológico, o grandes dificultades para recuperar aspectos esenciales de nuestro día (como el autocuidado, responsabilidades familiares, obligaciones laborales, etc.), deben ser motivos suficientes para solicitar ayuda psicológica profesional.
Para finalizar, me gustaría recomendar el libro de Alba Payás, el mensaje de las lágrimas, una lectura imprescindible para cualquier persona en duelo.
Se trata de una guía sencilla y muy respetuosa, con información veraz adecuada tanto para afrontar cualquier momento de un duelo como para prepararnos para un proceso totalmente inevitable.
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