Duelo por fallecimiento: ¿qué ocurre cuando perdemos a un ser querido?
La muerte de un ser querido es una de las experiencias más dolorosas que podemos atravesar. La pérdida nos confronta con el vacío, la ausencia y el desafío de seguir adelante sin esa persona que formaba parte de nuestra vida. El duelo es un proceso natural de adaptación a la pérdida, pero no todas las personas lo experimentan de la misma manera. Algunos lo enfrentan con tristeza profunda, otros con enojo o confusión, y hay quienes pueden sentirse en estado de shock.
En este artículo, exploraremos qué ocurre en nuestra mente y cuerpo cuando perdemos a un ser querido, las fases del duelo y cómo podemos afrontarlo de la manera más saludable posible.
Contenidos
Toggle¿Qué es el duelo y por qué es tan doloroso?
El duelo es la respuesta emocional, psicológica y física que experimentamos ante la pérdida de alguien significativo. No solo implica la tristeza por la ausencia, sino también una profunda reestructuración interna.
Factores que hacen que el duelo sea tan difícil:
- Vínculo emocional fuerte: Cuanto más cercana era la persona, más impacto tiene su pérdida.
- La repentina o inesperada muerte: Cuando la muerte ocurre sin previo aviso, el shock y la incredulidad pueden ser mayores.
- El tipo de relación: Pérdidas de padres, hijos o parejas suelen ser más difíciles de superar.
- Circunstancias de la muerte: Accidentes, suicidios o enfermedades largas pueden influir en cómo procesamos el duelo.
El duelo no es simplemente una “tristeza pasajera”, sino un proceso profundo que afecta nuestra mente, emociones y cuerpo.
Cambios emocionales y psicológicos tras la pérdida
Cuando perdemos a alguien, nuestro cerebro y sistema emocional entran en una fase de adaptación a la nueva realidad.
1. Desregulación emocional
Es común sentir una montaña rusa de emociones: tristeza, enojo, culpa, alivio (si la persona sufría una enfermedad), desesperanza y hasta confusión. Algunas personas experimentan sentimientos de vacío y un profundo desgano hacia la vida cotidiana.
2. Alteraciones en la memoria y concentración
El duelo puede afectar la memoria y la capacidad de concentración. Muchas personas sienten que están “en una nube” o que no pueden enfocarse en tareas simples. Esto ocurre porque el cerebro está gastando mucha energía en procesar la pérdida y adaptarse a la ausencia de la persona fallecida.
3. Sentimientos de culpa y preguntas sin respuesta
Es común que la mente busque razones o intente darle sentido a la pérdida con pensamientos como:
- “Si hubiera estado allí, podría haberlo evitado.”
- “Debería haberle dicho cuánto lo quería.”
- “¿Por qué a él/ella y no a otra persona?”
Estos pensamientos pueden generar culpa o una sensación de injusticia ante la pérdida.
¿Cómo afecta el duelo al cuerpo?
El duelo no solo se siente a nivel emocional, sino que también impacta físicamente. Algunas reacciones comunes incluyen:
- Fatiga extrema: La tristeza y el esfuerzo mental pueden causar agotamiento.
- Cambios en el apetito: Algunas personas pierden el interés por la comida, mientras que otras comen en exceso como forma de consuelo.
- Problemas de sueño: Insomnio, pesadillas o un sueño interrumpido son frecuentes.
- Dolor físico: El estrés emocional puede manifestarse en dolores musculares, tensión en el pecho y migrañas.
El cuerpo reacciona a la pérdida porque el duelo activa el sistema de estrés, liberando cortisol y otras sustancias que pueden afectar la salud.
Fases del duelo: ¿Cómo procesamos la pérdida?
El duelo no es un proceso lineal, pero generalmente atraviesa diferentes fases. Elisabeth Kübler-Ross propuso cinco etapas del duelo:
1. Negación
En esta fase, la mente se resiste a aceptar la realidad de la pérdida. Se puede sentir incredulidad o la sensación de que la persona sigue viva de alguna manera.
Ejemplo: Seguir esperando ver a la persona entrar por la puerta o escuchar su voz.
2. Ira
Cuando la negación empieza a desaparecer, puede surgir el enojo. La persona busca culpables o siente frustración por la injusticia de la muerte.
Ejemplo: “¿Por qué tuvo que morir él/ella y no alguien más?”
3. Negociación
Es la etapa en la que la persona intenta encontrar explicaciones o imaginar escenarios alternativos. Puede involucrar pensamientos como:
- “Si hubiera hecho algo diferente, tal vez seguiría aquí.”
- “Si hubiera ido al médico antes, podría haber sobrevivido.”
4. Depresión
En esta fase, la tristeza y el vacío se hacen más profundos. Es el momento en el que se asume la magnitud de la pérdida.
Los síntomas pueden incluir aislamiento, llanto frecuente, pérdida de interés en actividades y sensación de desesperanza.
5. Aceptación
Finalmente, la persona comienza a aceptar la pérdida y encuentra maneras de seguir adelante sin olvidar a su ser querido.
Aceptar no significa olvidar, sino aprender a vivir con la ausencia y darle un nuevo significado a la vida.
Cómo afrontar el duelo de manera saludable
No hay una “fórmula mágica” para superar el duelo, pero hay estrategias que pueden ayudar a transitarlo con mayor equilibrio.
Permitirnos sentir el dolor
Evitar o reprimir las emociones solo prolonga el sufrimiento. Es normal llorar, sentirse triste o incluso enojado.
Permitirse vivir estas emociones es parte del proceso de sanación.
Hablar sobre la pérdida
Expresar lo que sentimos con amigos, familiares o un terapeuta ayuda a aliviar la carga emocional.
Si no es fácil hablar, escribir en un diario sobre lo que se siente también puede ser útil.
Mantenerse conectado con el entorno
El duelo puede generar el deseo de aislarse, pero mantener la conexión con otras personas es fundamental.
A veces, simplemente compartir un café o salir a caminar con un ser querido puede ayudar a aliviar la tristeza.
Cuidar el bienestar físico
El duelo afecta el cuerpo, por lo que es importante:
- Dormir lo suficiente.
- Comer de manera equilibrada.
- Realizar actividad física para liberar tensión.
Crear un ritual de despedida
Honrar la memoria de la persona fallecida a través de un ritual simbólico (como escribirle una carta, plantar un árbol en su honor o dedicarle una oración) puede ayudar a cerrar el ciclo de duelo.
Buscar ayuda profesional si es necesario
Si el dolor es demasiado intenso y afecta la vida diaria durante mucho tiempo, acudir a un terapeuta especializado en duelo puede ser de gran ayuda.
Conclusión: El duelo es un proceso de transformación
Perder a un ser querido es una de las experiencias más difíciles que podemos enfrentar, pero el duelo es un proceso natural que nos permite adaptarnos a la nueva realidad. Aunque el dolor nunca desaparece por completo, con el tiempo aprendemos a convivir con la ausencia y a encontrar formas de recordar a nuestros seres queridos con amor en lugar de sufrimiento.
Cada persona vive el duelo de manera única y a su propio ritmo. Lo importante es permitirse sentir, buscar apoyo y encontrar maneras saludables de seguir adelante. El amor que sentimos por quienes hemos perdido no desaparece con su muerte, sino que se transforma en un recuerdo eterno dentro de nosotros.
Bibliografía recomendada sobre duelo
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Víctor Cerón Psicólogo
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